Los tacos al pastor son uno de los platillos más representativos de la gastronomía mexicana, especialmente populares en el centro y sur del país. Su origen está vinculado a la inmigración libanesa a México a principios del siglo XX, cuando trajeron consigo el «shawarma», un platillo de carne marinada (generalmente de cordero o pollo) cocinada verticalmente en un asador llamado «tarboosh» o «dönner», y servida en pan árabe o pita.
Con el tiempo, los mexicanos adoptaron esta receta utilizando carne de cerdo y cambiaron el «tarboosh» por el «trompo», un asador vertical de forma cónica que permite cocinar la carne lentamente en capas finas. Un elemento distintivo de los tacos al pastor es que se coloca una piña en la parte superior del trompo, que se va caramelizando mientras la carne se cocina. Al servir, la carne se corta directamente del trompo y se acompaña con piña, cebolla, cilantro y salsa.
Este platillo ganó popularidad en la Ciudad de México durante las décadas de 1920 y 1930, especialmente en la zona de Tacubaya, y desde entonces ha evolucionado hasta convertirse en uno de los platillos más emblemáticos de la comida callejera mexicana.